Rumor insistente en nuestro ambiente político es el que se refiere a la posible unión de las derechas. Obvio es consignar que la lucha política en el mundo se realiza entre dos fuerzas que pugnan por establecer supremacía a fin de enrumbar la marcha de los pueblos, haciendo realidad los programas que propugnan. Esas dos fuerzas son las que se titulan: la derecha y la izquierda, representando ésta la programación avanzada de un trasfondo radical en el orden social, político y económico, aquella, el paulatino avance del progreso con programas serenos, guardando con religiosidad la heredad recibida de nuestros antepasados y que represente en la vida de un pueblo toda la grandiosidad y la gloria de nuestras tradiciones.
Conservar renovando es la derecha; innovar desquiciando es la izquierda.
Proceso revolucionario éste, evolutivo aquella. Sobre estas dos fuerzas que dividen los pueblos, pesa el destino de la humanidad. ¿Quién triunfará en la lucha? Los primeros, realizados en países de vasta cultura, se han inclinado a las derechas que significan serenidad, mesura, tino, acendrado nacionalismo, educación espiritual que enaltece las virtudes ciudadanas y así presenciamos que en España, Alemania, Italia, países que giraban obsesionados en elecciones libres o con el aplauso a una política nacionalista, vemos su deseo de marchar dentro del marco de las leyes naturales del progreso y la civilización.
Descubierto los arteros planes de los partidos de izquierda, disfrazados con la piel de carnero para ocultar sus verdaderos propósitos anarquistas, han merecido el más franco repudio y la reacción vigorosa que con el lema: "La patria antes que todo" [...]
En nuestro país, decíamos, tenemos esas dos fuerzas representadas en los partidos aprista y UNIÓN REVOLUCIONARIA.
Además de estos partidos tenemos en ambos bandos, pequeñas agrupaciones de reciente agrupación o que existieron en tiempos pasados y que hoy desean también intervenir en la dirección del gobierno aportando sus buenos deseos, posiblemente, pero sin sus épocas, sus glorias, sus triunfos, su fuerza de otra hora, deseando llegar a la ciudadanía con propósitos sanos, sentimentales, queriendo ser acogidos porque otrora fueron grandes; pero no encuentra eco y no podrían encontrarlo.
[...] La ciudadanía, la verdadera ciudadanía, la verdadera ciudadanía honrada formada por el obrero por el trabajador, auqella que exhibe jactanciosa su cara sudorosa, que dice a todos lo que significa luchar por el diario sustento, que sabe apreciar a los buenos y los cataloga sin equivocarse, se reúne listo el brazo vigoroso en fuerza innegable en la UNIÓN REVOLUCIONARIA, apoyando al hombre que en vida del héroe se identificó con sus inquietudes, con sus deseos, con su patriotismo y que muerto aquel continúa la lucha sin desmayos, sin temores, sin claudicaciones, con igual entereza, con idéntica honradez y patriotismo. [...]
Vengan a nosotros todos los que quieren, haciendo promesa de obediencia con títulos reconocidos dirigen al Partido; pero no pretendan alianzas acomodaticias que les beneficiarán con gran desmedro nuestro.
En efecto, ¿qué fuerza popular pueden aportar todos los partidos de derechas juntos que quieren igualarse a la de la UNIÓN REVOLUCIONARIA?
Fuerza parlamentaria y nada más, sin respaldo popular, por el contrario, con la aversión consiguiente que inspira al delincuente, el tránsfuga, el traidor; luego pues no tienen títulos para tratar de gestionar convenciones de partidos. [...]
Día a día se acrecientan las fuerzas del Partido y día a día se acerca la hora del triunfo definitivo por el peso de una formidable mayoría que terminará con los petimetres y párvulos del kindergarten aprista y absorverá las pequeñas agrupaciones que con nombres de partidos tradicionales resucitaban en la conciencia ciudadana, han aparecido con buenos deseos, pero sin resplado popular.
Diputaciones anhelan esos señores, seguramente, y quieren cobijarse en la UNIÓN REVOLUCIONARIA. Pero el niño bueno, sentimental, y sugestionable se ha convertido en un hombre remozado, pletórico de fe y consciente de sus actos. ¿Lo han oído? ¿No?, ¿no leen? Pues recuérdenlo los demócratas, liberales, nacionalistas, constitucionales, etc., etc, sólo la UNIÓN REVOLUCIONARIA es la fuerza de derecha contra el Apra y no hay más jabón que el que hace espuma.
Sólo las Camisas Negras salvarán al Perú.
Diario Acción, 1 de enero de 1934.