jueves, 9 de febrero de 2012

L'OSSERVATORE ROMANO ANTE EL ASESINATO DEL PRESIDENTE DEL PERÚ: LUIS MIGUEL SANCHEZ CERRO


El asesinato del Presidente de la República del Perú es otro de aquellos delitos políticos que hemos siempre juzgado como los más horrendos. Triste herencia de las teorías revolucionarias. 

Después de haber impuesto la laicización, o sea la negación de Dios en la vida colectiva, su exclusión de la sociedad, separaron política de moral después de haber anunciado también esta de la fe y de la religión, triste herencia de tan loca corrupción del orden social.

[...] condenamos este odio diabólico que se llama Apra en el Perú, pero que doquiera, aunque cambie de nombre, tiene la misma faz, la misma alma, porque encarna siempre las mismas ideas, los mismos fines, los mismos medios, los mismos intereses, desde Europa hasta América, encarna la insidia y violencia de Caín que tiene por proeza la conjura tenebrosa, por razón la ofensa, por derecho la sangre y por gloria la impiedad contra Dios y contra los hombres, contra la civilización y contra la sociedad; inmensa "Santa Bárbara" en el seno de las naciones; mecha encendida en todas partes, ligada misteriosamente a un sólo arbitro sanguinario e incendiario.

[...] la reacción y esto se comprende claramente, es tanto más difícil, cuando mayor es la propagación de la revolución originaria y principalmente antirreligiosa y anticristiana, la propagación del laicismo invade todavía el orbe político y esta descendencia no puede desdecir la primera inspiración material, hasta negarla, desmentirla y repudiarla.

1 comentario:

  1. COMPLOT CONTRA LA IGLESIA
    En los preparativos del Concilio Vaticano ll, rabinos y masones conspiraron para derrotar a la Iglesia, infiltrando directrices preconciliares, ideadas para terminar de judaizar el cristianismo. Las implicaciones judaizantes post Conciliares alcanzaron su clímax en los pontificado de Juan Pablo II y Benedicto XVI, causando la oposición de los sedevacantistas que desconocen los cambios modernistas tratando de evitar la abrogación sutil de los dogmas de la divinidad de Cristo, la divina Trinidad, la Nueva Alianza, los Evangelios y Cánones antisemitas fruto de los concilios organizados para defender a la Iglesia de los eternos ataques de la Sinagoga, a fin de exonerar a el pueblo judío del crimen de Cristo y convertir a la Iglesia Católica en una escuela bíblica portavoz de la moral natural dictada por Dios a Noe (noeajida) para gobernar a las bestias humanas (goyins: los pueblos no judíos). La táctica sutil elevada a dogma de fe empleada por Juan Pablo II para terminar de judaizar el cristianismo, opinando ante los medios que “los judíos son nuestros hermanos mayores en la fe” (siendo enemigos acérrimos del cristianismo desde la Iglesia primitiva hasta nuestros días), a merita la revisión jurídica del diferendo pontificio __{opuesto a la sentencia dictada por Cristo [Mateo XXIII, 1 al 35] en su diatriba contra el puritanismo hipócrita de los sacerdotes y escribas de la Sinagoga señalando como reos de pena eterna a los seguidores de la doctrina judía (ethos: religión racista) y la conducta (pathos criminal y genocida serial) de Israel. A la luz de los genocidios seriales bíblicos e históricos cometidos por el pueblo judío, a fin de determinar la vigencia del ad quem recurrido}__ que decidirá la victoria o derrota del judaísmo sobre el cristianismo y, la trascendencia o la involución de la humanidad. Tanto la apelación como la posterior beatificación de Juan Pablo II, son directrices dictadas por la Sinagoga para culminar la labor judaizante intra iglesia ejercitando el autoritarismo pontificio para imponerlas. Y ante la oposición de los padres de FSSPX a los cambios modernistas de la Iglesia post conciliar, los barones de la banca mundial judía ordenaron al jefe de los conjurados Joseph Razinger, exija a los lefebvristas la aceptación de la encíclica “Nostra Aetate”, que marca la posición de la iglesia ante los judíos. Haciendo evidente la subordinación apostata de la Iglesia postconciliar a las directrices de los príncipes de la sinagoga y el gobierno mundial judío, y la traición a Cristo y la Iglesia de Juan Pablo II y Benedicto XVI, jefes de los conjurados; por ello, apelamos la beatificación de Juan Pablo II, y exigimos la abdicación inmediata de Benedicto XVI.
    http://radiocristiandad.wordpress.com/2012/05/12/traiciones-sin-fin-se-exigira-a-los-lefebvristas-que-acepten-la-nostra-aetate-que-marca-la-posicion-de-la-iglesia-postconciliar-ante-los-judios/
    http://es.scribd.com/doc/25010108/El-Complot-Mundial-Contra-El-Estado-La-Iglesia-Y-La-Sociedad-Cristiana

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